Hoy mientras trabajaba con 2 niños a los cuales los puse a que hicieran un dibujo libre, noté como empezaban a realizar su trabajo, los dos muy bien. Pasado un poco de tiempo comenzaron uno al otro a mirar el dibujo de su compañero.
Cada vez que uno agregaba una cosa, el otro hacia algo igual, o agregaba algo más. La niña que era la que había empezado primero, empezaba a distraerse por el dibujo del niño que aunque había empezado poco después llevaba ya empezado un dibujo y casi terminado de pintarlo.
Noté como la niña, al estar viendo lo que el niño hacia, no avanzaba tanto y su dibujo cada vez iba perdiendo forma; lo que en un principio había remarcado con un color, ahora remarcaba con otro. El niño en cambio, parecía fluir y aunque levemente volteaba a ver el trabajo de la otra niña cada vez daba más forma a su dibujo, utilizaba colores que combinaban unos con otros, noté que incluso era más creativo y se detenía a detallar.
Al final el niño terminó primero y de hecho hasta tiempo le sobró para pedir otra hoja y dibujar algo más mientras esperaba a su compañera.
Lo que me hizo pensar en lo importante que es que cuando estemos en una actividad, no nos distraigamos en lo que hace el otro, sino enfocarnos en lo que hacemos, nuestras habilidades, nuestros talentos. Las cosas saldrán más fácilmente y sin tanto esfuerzo. Se verá reflejado todo nuestro ser en lo que hacemos. Además estaremos evitando la envidia y la comparación.
