lunes, 24 de marzo de 2014

No existe nadie a quien pueda ayudar


Realizaba mis actividades de clase cuando al revisar la tarea hubo una que atrajo enormemente mi atención. La labor había consistido en solicitar a los jóvenes que hicieran un favor a tres personas, debiendo reportar después como les había ido, es decir, cómo se habían sentido después de realizarlo y cómo habían reaccionado las personas que lo recibieron. Para mi sorpresa cuando fueron entregando las tareas y mientras las revisaba, encontré una que especificaba que no había hecho ningún favor y que no había nadie a quien ayudar, por esta razón me atreví a cuestionar a la joven que la había entregado y su respuesta igualmente me pareció importante. Ella respondió  que nadie le  había pedido ayuda durante la semana de la tarea. Yo aproveché para comentar en el grupo lo que enseguida les daré a conocer.
Pienso que en ocasiones la persona que más  ocupa ayuda ni siquiera lo externa es decir, es probablemente quien menos nos lo dará a conocer, ya sea porque no se anima, porque quiere o cree poder resolverla solo o sola, o por muchas otras razones.
Por eso es importante tener bien abiertos los ojos, pero principalmente el corazón, para que podamos entender y ayudar incluso a quien no lo pide.
Pensé dentro de mí, esto va a ser una tarea muy complicada, pero en realidad creo que será bastante sencillo, pues podemos empezar por lo que mejor conocemos, nosotros mismos, nuestra casa, nuestra familia, nuestros vecinos, nuestros amigos y conocidos, nuestros compañeros.
Ayudando en una labor de casa, brindando un consejo, entre otros.
Me gustaría terminar el día de hoy con una frase de uno de los libros más bonitos: EL PRINCIPITO.
“Lo esencial es invisible a los ojos, sólo podemos ver con el corazón”


No hay comentarios:

Publicar un comentario